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| la caravana (Bogota septiembre 2010) |
Queremos vanagloriar el ardor, sentir la exaltación del roce, vivir el rasguño de la vida actuando a través de la piel.
Nuestros cuerpos, son lugares en donde se desterritorializa el poder, se intercambian los roles, se pellizca el sistema patriarcal. Si. Nuestros cuerpos son indomitos, se contraen y se expanden en placer. Subvierten el control normalizado mediante manifestaciones que desvirtuan la idea del sadomasoquismo como potenciador de relaciones de dominación, pues al contrario de esto, creemos que a través de estas practicas se expresa un juego de identidades intermutables, que contribuyen a la desestabilización de estandares en los géneros y en las ideas que se tienen de estos.
Gritaremos, sollozaremos, nos arrastraremos y taconearemos en las tablas, en las baldosas... en las calles. Nuestras pieles están sedientas de sudor ajeno, de la exaltación del público. Nos aprovisionamos de la interactividad con las personas que nos ven, asi pues, les pisotearemos, lameremos, rasguñaremos, halaremos, latigaremos y mordisquearemos a nuestro antojo.
La belleza aunque a veces muere, revive en el forcejeo, el baile de los poros, la respiración entrecortada. Se produce en nosotras, nosotros y nosotris a través de la mostración de la pasión, el cruce de parafilias, en donde se respeta el consenso y las libertades individuales. Asi pues, nos encargamos ante todo, de ser bellas, bellos y bellis.
Nuestros cuerpos, son lugares en donde se desterritorializa el poder, se intercambian los roles, se pellizca el sistema patriarcal. Si. Nuestros cuerpos son indomitos, se contraen y se expanden en placer. Subvierten el control normalizado mediante manifestaciones que desvirtuan la idea del sadomasoquismo como potenciador de relaciones de dominación, pues al contrario de esto, creemos que a través de estas practicas se expresa un juego de identidades intermutables, que contribuyen a la desestabilización de estandares en los géneros y en las ideas que se tienen de estos.
Gritaremos, sollozaremos, nos arrastraremos y taconearemos en las tablas, en las baldosas... en las calles. Nuestras pieles están sedientas de sudor ajeno, de la exaltación del público. Nos aprovisionamos de la interactividad con las personas que nos ven, asi pues, les pisotearemos, lameremos, rasguñaremos, halaremos, latigaremos y mordisquearemos a nuestro antojo.
La belleza aunque a veces muere, revive en el forcejeo, el baile de los poros, la respiración entrecortada. Se produce en nosotras, nosotros y nosotris a través de la mostración de la pasión, el cruce de parafilias, en donde se respeta el consenso y las libertades individuales. Asi pues, nos encargamos ante todo, de ser bellas, bellos y bellis.
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