jueves, 5 de septiembre de 2013

bestiario de pasiones 2da parte

Klaus parecía más una víctima de tortura que otra cosa. Un gran arnés metálico sostenía su cara en gesto macabro, los ganchos del arnés le cortaban parte de la nariz y del hoyuelo del mentón y un gancho transversal a ese le cortaba parte de los cachetes; tenía una sombra profunda alrededor de sus ojos negros, pero lo que le resulto más desagradable a la reina cabeza magnética fue una especie de aparato odontológico que por medio de unos ganchos mantenía la boca del príncipe Klaus abierta mostrando sus encías y su cínica sonrisa.
Klaus usaba una túnica rosa amarrada en la cintura, una minifalda y unos tacones que olían a aguacate, y tenía unas larguísimas y esbeltas piernas. Klaus también era conocido entre la crema por que hablaba citando a Diógenes de Sínope.
Te he mandado a llamar –susurró la reina cabeza magnética– artista y/o ermitaño, porque quiero que me construyas un jardín en el que pueda pasear mi cortina, después de todo, “la diosa se reconoce por su paso”(1).
Es usted una persona muy agradable, y con un gusto refinado –dijo Klaus–. Aun así, “el elogio en boca propia desagrada a cualquiera” –dijo Klaus citando a Diógenes–.
Klaus se fijó en la reina que estaba sentada sobre una lagartija de color mareado, y que engullía huevos que sacaba de un jarrón hecho con el cráneo de un mono.
Comenzó a llover. Era una lluvia magnética y/o...

¡¡¡QUÉEEE!!!! ¡¡¡NO!!! ESO NO FUE LO QUE PASÓ.
Me perdí en mis pensamientos otra vez, otra habitación con margaritas, otra con dondiegos, petunias…
«meow»
¿Qué?
El gato maulló, se despertó el gato. Estaba sentado en sus patas traseras y me miraba como si esperara algo. El piso de los corredores era de baldosas de cuadros negros y aguamarina. Otra bifurcación, esta en forma de T. Esta vez tomé el camino de  la izquierda ¿y/o la derecha?
Mierda debí tomar el camino de la derecha ¿y/o izquierda? Estaba perdido y ahora una bifurcación de tres caminos. Tomó el de la mitad.
«Meeeeeeeeooooooooooow»
…..
El gato otra vez. Está completamente estirado en el suelo, y con las patas delanteras empuja una maraña de hilos. Un hilo se escabulle mientras el gato sigue jugando con ella.
La flor de loto, lirios en la siguiente, amapolas y la flor de narciso…
Los narcisos me hicieron recordar un verso que mi abuelo me cantaba.

El abogado conejo en el funesto jardín
Quería escapar de los tigres, usar su comodín.
Levantó su levita, su traje y su camisón
Le echó agua bendita a un cuchillo bribón.
Los tigres acechan ya no hay  solución.
Fresó su ombligo sin más cavilación.
Caló media pata en su interior
Desvirgó su panza entrando con horror.
Y el abogado conejo en sí desapareció.



Cuando ya no había un gato sino muchos gatos decidí parar…
Olía a tomates y a esos químicos que se utilizan para disimular los verdaderos olores de hospitales. Entré en una habitación que tenía un ramo con la flor del cardo. Finalmente y/o inicialmente la conocí en su habitación de hospital entre los gatos, la maraña, el piso de baldosas, el olor a tomate y a hospital, el ramo, la luz de las cinco o seis de la tarde, y un televisor que estaba sujeto al techo donde se veía un programa trastornado por la lluvia.
-¡¡¡La lluvia magnética!!!-
Klaus tronó los dedos. El agua salió disparada en todas las direcciones liberando a la cerdo de su extraña prisión.
El artista y/o ermitaño procedió a introducir las uñas de los dedos índice y pulgar de su mano izquierda en su ombligo, y con estos dos dedos hizo una apertura lo suficientemente grande como para meter su mano derecha. Hurgó dentro de su propio cuerpo revolviendo intestinos y sangre. Su brazo ya se había introducido hasta el codo cuando empezó a sacarlo de su cuerpo. Lo saca por completo y además había saca una flor metálica un tanto oxidada.
Voilà! Una más –dijo–, mientras cerraba el agujero de su estómago.         
– Con esta vamos cuatrocientas y contando –dijo la cerdo con los ojos.
– Concéntrate en lo que estamos haciendo –tarareo Klaus–, esto no es un juego, el secreto de crear un jardín perfecto consiste en la atención que se le ponga al detalle, ¿bueno?, ¿me entiendes? Así tardemos 12 años, los detalles son los que realmente producen una belleza majestuosa, ¿me entiendes?
– Sí, sí, es como cuando…. –comenzó a decir la cerdo con los ojos cuando Klaus la interrumpió-
“Callando es como se aprende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar” –dijo Klaus, citando a Diógenes–. ¿Sabes? Sembrar es un arte y sobre todo este tipo de jardines que cuelgan de cabeza, si no tienes cuidado sus raíces se enredan y se convierten en una maraña. ¿Sabes que es lo que más me gusta de las plantas?, que a la larga son autosuficientes… ¿Qué estoy diciendo? Mira lo que me haces decir, es autosuficiente. Imagínate que todos los seres nos esfumáramos del planeta y quedaran nuestras ciudades y máquinas, ¿Sabes a lo que me refiero? Las plantas crecerían en un palimpsesto espacial junto con las ciudades y las cosas, y devorararían el mundo cubriéndolo completamente con la enredadera, esa que llaman hierba de los mendigos.
..C´est évident! –concordó la cerdo con los ojos.
En este momento nosotros  somos como ratas recorriendo un laberinto –dijo Klaus–  recorriendo este jardín que parece un laberinto.

El proceso de discriminación, el azar y la aleatoriedad de los encuentros y desencuentros componen una metáfora de las relaciones personales, de la vida, del ¿qué hubiera pasado si…? cada vez que refutamos nuestras decisiones, o el ¿qué pasaría si…? cuando estamos al borde de una bifurcación, tambaleándonos a punto de caer, y cada decisión afecta el camino sin permitir una vía de regreso

El problema es que no estás en un laberinto, estas en una maraña y/o una telaraña. ¡No! Realmente estás en un tejido que conforma un laberinto transpuesto sobre un ser, que puede ser mi ser. ¿Por qué no, si yo puedo ser? ¿Quieres ver que también puedo ser, serpiente, serio, sereno, seroja, serrijón, seroso, serótino, servidor, servilleta, serpezuela… ser el ser,  que busca perderse en las múltiples bifurcaciones que son los múltiples egos desfragmentados que componen al ser?


 Cada fragmento contiene gestos potenciales que proponen interpretaciones sobre las relaciones interpersonales, socioculturales, cartográficas, que, además, tienen la potencia de calarse en la sensación del otro de una forma tan profunda como la de los amantes. La reproducción de las interpretaciones de las imágenes de los mundos entrópicos son hilos muy finos que se suspenden templados y que corren constantemente el riesgo de reventarse, alterando sus contextos de maneras trascendentales. Es este entonces el estado de peligro del trabajo, es un ejercicio de intuición que hay que pulir, para que aunque el hilo se reviente, un camino en el laberinto se pueda encontrar.  
           

¡Mierda! Otra vez estoy mareado. Me dejé llevar por el sonido de la estática del televisor y ahora estoy un poco desorientado…Me siento sobre la cama.

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